“ Desde muy joven supe que era una persona apasionada y siempre tuve un interés genuino por la naturaleza. A medida que crecí, elegí seguir una carrera en ciencias ambientales, y aquí es donde mi pasión realmente se disparó a niveles sin precedentes. A medida que aprendí más y más sobre nuestra relación con la naturaleza, me di cuenta de lo desafiante que es hacer sacrificios significativos que realmente sanen el planeta. Al mismo tiempo, tuve la suerte de tener una madre que nunca me empujó a tener hijos (a diferencia de muchas familias aquí en Perú). Es una decisión difícil porque hay mucha presión social sobre las mujeres, tanto que hasta tuve dudas. Sin embargo, otra cosa cambió mi vida: me convertí en maestra (de ciencias ambientales, por supuesto), y cuando esto sucedió, me di cuenta de que se puede tener un vínculo especial con muchos niños y tener un impacto significativo en sus vidas sin ser un madre. Fue entonces cuando me di cuenta de cómo combinar mi pasión para hacer un mundo mejor, sin traer un hijo más. Y con esto. Le estoy devolviendo a la Tierra el amor más sincero y puro que puedo dar, sin quitarle más recursos a cambio ''.